“Le dijeron: ‘¿Quién eres, entonces? Para que demos respuesta a los que nos enviaron, ¿qué dices de ti mismo?’ Juan dijo: ‘Yo soy la voz que clama en el desierto: Enderecen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.’ ” (Juan 1:22-23)
¿Ha estado alrededor de alguien que le encanta hablar? Usted le pregunta algo sencillo pero la respuesta no es menos que un pequeño libro. Si está apurado, la respuesta lo puede atrasar. Nos ayuda cuando podemos concentrar nuestra respuesta y enfocarnos en el punto. Seamos muy claros acerca de quién somos y nuestro propósito.
Los líderes religiosos preguntaron a Juan, “¿Quién eres?” y “¿Qué dices de ti mismo?” La respuesta de Juan debe haber sorprendido a estos hombres. Juan humildemente se refiere como “la voz.” ¿La voz? ¡Qué respuesta tan extraña! Juan no se enfocó en su papel. Él se enfocó en su propósito. Él resumió el propósito de su vida en una frase. Él era la voz que Dios estaba usando para preparar la llegada del Mesías. ¿Podría usted hacer lo mismo?
A veces nos preguntan, “¿Y usted, qué hace?” Es muy común. Nuestra respuesta normal es responder con el título que tenemos en el lugar de trabajo. Si estamos estudiando, nos identificamos como estudiante de una escuela específica. Piense en las dos preguntas que le hicieron a Juan. Si quitamos su título o nivel de estudio, ¿qué frase pudiera describir mejor el propósito singular de su vida? ¿Será un propósito centrado en Dios?
Pablo da un buen ejemplo en Filipenses 3:13-14, “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo alcanzado ya; pero una cosa sí hago: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante; ¡prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!” Note la frase “pero una cosa sí hago.” Es una frase poderosa.
Pablo rehúsa vivir en el pasado. Él rehúsa creer que su vida pasada controlaba el resultado de su futuro en Cristo. Pablo se esforzó grandemente para enfocar su vida en las recompensas espirituales apartadas para los que tienen la meta de ser más como Cristo. Pablo usó toda su fuerza para proclamar el evangelio y reflejar el carácter de Jesús.
Repase: Abra su Biblia y lea Filipenses 3:12-21
Reflexione: Considere lo siguiente: ¿Cómo puedo resumir el propósito de Dios para mi vida en una frase? ¿Qué se requiere de mí?
Responda: En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”
Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.