“En el principio ya existía la Palabra.” (Juan 1:1)
Imagínese no tener que preocuparse por activar una alarma o llegar a tiempo para su próxima cita. Imagínese si usted pudiera dibujar un cuadro de su vida sin ninguna limitación de tiempo. ¿Qué haría usted diferente si su vida no fuera gobernada por las leyes del tiempo? ¿Cuál nueva aventura pondría en el calendario?
Solamente tenemos 24 horas cada día para completarlo todo. Tenemos que aprovechar cada momento para llevar a cabo el plan de Dios de reconciliar a todo hombre a Él, a través de Jesucristo. “El Señor no se tarda para cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que nos tiene paciencia y no quiere que ninguno se pierda, sino que todos se vuelvan a él” (2 Pedro 3:9).
Ahora imagínese estar vivo antes de que el concepto del tiempo empezara. Piense en lo que pudiera suceder si usted viviera en un ambiente perfecto, en un lugar que no envejece ni es afectado por condiciones externas. Es un lugar eternamente joven. ¿Se pueden imaginar esto?
Antes de llegar a esta tierra, Jesús vivió en un ambiente semejante. ¿Sabía usted que Jesús es la Eterna Palabra de Dios? Jesús dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, [el principio y el fin,] el que es, el que era, y el que ha de venir. Soy el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:8). Dios es uno, pero existe en tres personas diferentes: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Deuteronomio 6:4 dice, “Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor es uno”. Cada uno funciona en una harmonía perfecta.
La Palabra de Dios es la representación hablada de la persona de Dios (Juan 1:1). Aunque es una persona distinta, Jesús comparte Su naturaleza divina con el Padre y el Espíritu Santo. “Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13, RVR 1960). Jesús es la representación exacta de Dios (Col. 1:15-20). El Espíritu Santo comparte esta naturaleza divina. Él existe como una persona distinta y sirve un propósito específico.
Repase: Abra su Biblia y lea Colosenses 1:15-20
Reflexione: Considere lo siguiente: ¿Por qué es posible que Jesús puede mantener toda su vida en harmonía cuando los desafíos de la vida llegan sin aviso? Cuando dejamos que el Señor reine en cada área de su vida, ¿en cuales áreas de su vida se rehúsa a someterse?
Responda: En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”
Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.