“Éste es el testimonio de Juan. Cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntaran: ‘Tú, ¿quién eres?, Juan confesó, y no negó, sino que confesó: ‘Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ‘Entonces, ¿qué? ¿Eres Elías?’ Dijo: ‘No lo soy.’ ‘¿Entonces eres el profeta?’ Y él respondió: ‘No.’ ” (Juan 1:19-21)
¿Alguna vez alguien lo ha confundido con otra persona? Usted se parece mucho a un familiar o a un amigo del pasado. Ellos se acercan y preguntan, “¿Usted no es ___________________?” Usted responde, “No, no soy.” Si le preguntan una segunda vez, pero con más fuerza, usted sonríe graciosamente y repite las palabras, “No, no soy.”
Sin duda muchos estaban confundidos acerca de Juan el Bautista. Ellos sabían que Juan era un profeta de Dios. Su mensaje fue directo y emocionante. Las personas querían saber si Juan era el Mesías. A veces la mejor manera de describirse a sí mismo, es explicar quién no es.
Juan no estaba tratando de esconder su identidad, pero sí quería aclarar quién no era. Él explicó, “Yo no soy el Cristo.” Juan vivió en el desierto y comió toda clase de animales, pero no era loco. Aunque el profeta Elías llegaría antes de la segunda venida de Cristo, Juan dijo claramente, “No lo soy.” Juan aclaró que no era Elías. “El profeta” en este pasaje apunta a Jesús. Juan aclaró que él no era el profeta.
Es bueno para nosotros saber quiénes no somos. Como Satanás desea esclavizarnos al pasado, es importante recordarnos de quién no somos. También nos ayuda saber quiénes ya no estamos tratando de ser. Considere el leer estas cinco declaraciones en voz alta para recordarle:
1. “No soy la misma persona hoy que fui antes de aceptar a Cristo.”
2. “No soy un esclavo al pecado. Ahora soy un esclavo de Jesús.”
3. “No soy un mentiroso. No voy a mentir o manipular a otros.”
4. “No soy famoso, pero sí quiero que Jesús sea glorificado en mi vida.”
5. “No soy un producto de mi pasado. Soy el producto de la cruz.”
Repase: Abra su Biblia y lea Romanos 11:25-27
Reflexione: Considere lo siguiente: ¿Le he permitido a mi corazón estar parcialmente endurecido? ¿Estoy tratando de ser alguien que no soy? ¿Cuál declaración es más difícil aceptar para mí?
Responda: En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”
Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.