“Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su nombre, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13)
La frase, “¿Quién es su papá?” se hizo popular hace unos años cuando una película de deportes describió la historia de un equipo de fútbol americano. Un joven orgulloso no pudo contar con la ayuda de la influencia de su padre para jugar en el equipo. El entrenador aclaró que él era ahora su nueva autoridad, no su padre. El atleta tuvo que someterse a las leyes del entrenador.
Cuando usted acepta a Cristo como Salvador, su certificado de nacimiento espiritual cambia. El Espíritu Santo sella este certificado divino. Ahora es hijo del Rey Eterno y propiedad de Dios. Dios es su Padre Celestial. A través de su fe en Cristo, usted tiene acceso directo a Dios. Ahora tiene el privilegio de vivir para un propósito más alto—El Reino de Dios.
Como usted fue nacido de Dios, sólo tiene sentido que usted viva para Dios. Cada nacimiento espiritual tiene un propósito divino. Ahora es Dios quien dirige su vida. Cuando usted se levanta por la mañana, pregúntele a Su Rey, “¿Qué desea que yo haga hoy? ¿Qué tengo que ajustar en mi calendario? ¿Con quién debo hablar hoy de Jesús?”
En cada reino, la voluntad del Rey tiene que prevalecer para que el reino prospere. Para que esto suceda, toda persona bajo su dominio tiene que someterse a su liderazgo. Como usted fue nacido de Dios, sólo tiene sentido someter cada parte de su vida a Dios. Esto incluye sus sueños personales, planes familiares, aspiraciones de carrera, finanzas y actividades.
Esto es lo que la mayoría de las personas olvida. Sometiendo su vida totalmente a Dios es el mejor paso que usted puede dar. Usted encontrará su mayor satisfacción en esta vida cuando Cristo fluye a través de su vida. Su sumisión total lo dirige a su satisfacción total. En el Reino de Dios, sumisión trae libertad.
Ahora es libre a vivir como Dios lo diseñó. Como usted nació de Dios, sólo tiene sentido vivir para los propósitos de Dios. Alinee su vida con la voluntad perfecta de Dios.
Repase: Abra su Biblia y lea Romanos 12:1-2
Reflexione: Considere lo siguiente: ¿Cuál parte de mi vida tengo que someter al dominio de Dios? ¿Por qué demoré tanto?
Responda: En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”
Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.