“El siguiente día Juan vio que Jesús venía hacia él, y dijo: ‘Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Él es de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. Yo no lo conocía; pero vine bautizando con agua para esto: para que él fuera manifestado a Israel.’ ” (Juan 1:29-31)
Hay momentos cuando compañías tecnológicas anuncian que van a introducir un nuevo producto al mercado. Ellos crean anticipación y emoción desde el principio que anuncian el producto en el noticiero hasta el día que el consumidor sale a comprarlo en la tienda. El tiempo dedicado para discutir los detalles del producto y como se puede usar es asombroso.
En los días de Juan, todos estaban conscientes de la venida del Mesías y lo que esto significaba para Israel. Pero había un problema. Las personas querían los beneficios y la gloria de Su segunda venida antes de aceptar la realidad de Su sufrimiento en la primera venida. Esto no es algo nuevo para nosotros. Muchos quieren los beneficios antes de aceptar las dificultades.
La primera venida de Jesús no se trataba acerca de establecer Su reino para gobernar las naciones. Su primera visita era para destruir el poder del pecado, la penalidad del pecado y, eventualmente, la presencia del pecado. Jesús vino para destruir las obras de la oscuridad cuando se ofreció como el Cordero de Dios en la cruz. Él no vino para gobernar, sino para servir. El propósito de Jesús fue buscar y encontrar los que estaban perdidos.
El sacrificio de Jesús en la cruz sirvió para proveer el pago por nuestros pecados. Este sacrificio satisface a Dios perfectamente en los requisitos santos y legales. La sangre de Jesús significa que ya no tenemos que cargar el peso y la falta de esperanza de nuestro pecado. Jesús hizo el pago completo por todos los pecados—pasado, presente y futuro.
Considere la profundidad del amor de Dios para usted. Su propósito primario en llegar a esta tierra fue para proveer acceso directo al Padre. Él deliberadamente soportó el dolor y la agonía de la cruz. Como un cordero inocente, Su intención fue solucionar permanentemente el problema de su pecado. Él conocía sus limitaciones. Jesús sufrió y murió en su lugar.
Repase: Abra su Biblia y lea 1 Timoteo 2:5
Reflexione: Considere lo siguiente: ¿Estoy agradecido por lo que Jesús hizo por mí? ¿He aceptado a Cristo como mi Salvador?
Responda: En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”
Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.