“La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” (Juan 1:5)
Sin duda, usted ha estado en ese lugar en más de una ocasión. Usted empieza a compartir lo que Dios ha hecho un su vida con un incrédulo. Usted le cuenta de Jesús. Le explica la inhabilidad de alcanzar a Dios en su propia fuerza y que Jesús murió por sus pecados. Usted le suplica que rechace el pecado y rinda su vida a Jesús, pero no hay cambio.
Jesús dice, “Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Juan 3:19).
No importa lo que usted le dice, simplemente no está interesado. Su esfuerzo parece como un tiempo perdido. No le importa las cosas espirituales. Creen que todo se arreglará sin ningún problema. Sabe, antes de que Dios lo trajera a Su familia por gracia y a través de la fe en Cristo Jesús, usted era ciego, espiritualmente hablando. Por su naturaleza de pecado, usted nació de esa manera. Usted no solamente vivía en la oscuridad, usted era oscuridad. Estaba vivo al pecado y muerto a Dios.
No importa su trasfondo educativo, usted no tenía la capacidad espiritual para entender las cosas de Dios. ¿Por qué? Bueno, estas realidades son de naturaleza espiritual y no física. Son entendidas y aplicadas cuando Dios despierta nuestro espíritu, y hace que Su luz brille en nuestro corazón. Es Dios quien recibe todo crédito por nuestro entendimiento espiritual. Es Dios quien recibe todo honor y gloria por nuestra salvación.
Pablo escribe, “Hablamos con palabras que el Espíritu nos da, usamos las palabras del Espíritu para explicar las verdades espirituales; pero los que no son espirituales no pueden recibir esas verdades de parte del Espíritu de Dios. Todo les suena ridículo y no pueden entenderlo, porque sólo los que son espirituales pueden entender lo que el Espíritu quiere decir” (1 Corintios 2:13-14, NTV).
No se desanimen cuando compartan el amor de Dios con otros y se ríen en su cara. No se enojen cuando las personas rechazan a Jesús. No discutan con los que no entienden las cosas espirituales. Recuerden, estos individuos son ciegos espirituales. No pueden ver las realidades espirituales como usted la ve. Ellos tienen ceguera espiritual.
Repase: Abra su Biblia y lea 2 Corintios 4:4-6
Reflexione: Considere lo siguiente: ¿Quién es responsable de la ceguera espiritual? ¿Qué específicamente no pueden ver?
Responda: En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”
Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.