El punto de partida

“La Palabra estaba en el principio con Dios.” (Juan 1:2)

¿Alguna vez ha llegado tarde al cine a ver una buena película? Desafortunadamente, el tráfico y sus hijos le impidieron llegar a tiempo. Cuando usted llega y le pregunta a la persona sentada a su lado, “¿Perdí mucho?” Ellos sonríen y responden, “Bueno, solamente unos 30 minutos.”

Usted está desilusionado y frustrado. No puede entender la película. No puede devolver la película. Una cosa es segura, usted se perdió el comienzo de esta película. ¿Por qué? Porque usted no estaba presente en el principio. Usted no participó en el gran comienzo de esta película tan especial.

Jesús siempre ha existido. Él es el punto de partida de la vida. Durante una de sus enseñanzas, Jesús dijo: “De cierto, de cierto les digo: Antes de que Abraham fuera, yo soy” (Juan 8:58). Sin disculpa, Jesús declaró que Él era el Dios eterno sobre toda creación. El título, “Yo soy” fue usado en el Antiguo Testamento para referirse al Dios de los Hebreos.

Como se pueden imaginar, esta respuesta enfureció en gran manera a los líderes religiosos de ese día. ¿Por qué? Esta frase ubicó a Jesús en la misma categoría divina que solamente Dios podía ocupar. Significaba que Jesús ya existía en la pasada eternidad con el Padre y con el Espíritu Santo. Si Jesús es el gran “Yo soy”, esto significa que Él es eterno y comparte la naturaleza divina con Dios.

Lo que estos líderes no pudieron entender era que antes de que el tiempo existiera, antes que la película de este mundo empezara, Jesús estaba vivo y presente. El profeta escribe, “Porque un niño nos ha nacido, ¡un hijo nos ha sido concedido! Sobre sus hombros llevará el principado, y su nombre será ‘Consejero admirable’, ‘Dios fuerte’, ‘Padre Eterno’ y ‘Príncipe de paz’” (Isaías 9:6).

Él fue una parte activa de la eternidad antes de que el mundo fuera creado. Un día, todos se van a arrodillar y reconocer a Jesús como el Señor de toda la creación. La Palabra Viva establecerá Su reino en la tierra. ¿Por qué? Buena pregunta. Jesús es el punto de partida de la vida.

Repase:  Abra su Biblia y lea Juan 8:48-59

Reflexione:  Considere lo siguiente: ¿Cuáles actividades en mi vida traen gloria a Dios? ¿Con quién puedo compartir estas verdades esta semana?

Responda:  En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.

Keeping it Real

“In the beginning was the Word, and the Word was with God, and the Word was God” (John 1:1).

The Kingdom of God is eternal. Jesus Himself had no beginning, and has no end. Before this world was created, He ruled and shared the glory of Heaven’s throne with the Father and the Holy Spirit in eternity past. Although Jesus is a distinct person from God the Father, He always shared God’s qualities and His divine nature.

The author of Hebrews writes, “He is the radiance of the glory of God and the exact imprint of his nature, and he upholds the universe by the word of his power. After making purification for sins, he sat down at the right hand of the Majesty on high, having become as much superior to angels as the name he has inherited is more excellent than theirs” (Hebrews 1:3-4). Imagine experiencing the glory of God forever and ever.

The Apostle John wrote, “The life appeared; we have seen it and testify to it, and we proclaim to you the eternal life, which was with the Father and has appeared to us” (1 John 1:2). Jesus enjoyed a divine fellowship with the Father, a shared relationship that was spiritually fruitful, relationally profound, and perfectly aligned.

This communion was both unique and transparent. It went far beyond anything that we could possibly create on our own. This powerful relationship produced a unique splendor that radiated throughout all of Heaven. Now we have the opportunity to experience God’s Kingdom everyday as we allow His presence to flow through our lives. Nothing can compare with God’s eternal presence.

Before enduring the cross, Jesus prayed, “And now, Father, glorify me in your own presence with the glory that I had with you before the world existed” (John 17:5, ESV). In another translation it reads, “Now, Father, bring me into the glory we shared before the world began” (John 17:5, NLT).

Jesus longed to reunite Himself with the glory of the Father to once again experience the majesty and beauty of their fellowship in Heaven. This idea of a shared relationship is available and extended to every believer. The more you experience God’s presence, the better. What new habits do you need to create to improve your relationship with God and with others around you?

Read:  Open your Bible and read Hebrews 1:3, and Philippians 2:6.

Reflect:  Consider the following: Do you enjoy your relationship with God? What is it that you enjoy the most? Since God is a ruler of an Eternal Kingdom, what encouragement does that provide for your life?

Respond:  As a result of these truths, what might need to change in my attitude, beliefs, and actions? What steps do I need to take outwardly?

The source of this content comes from our book, Walking with Jesus.

Manteniéndolo real

“En el principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba con Dios, y Dios mismo era la Palabra.” (Juan 1:1)

El Reino de Dios es eterno. Jesús no tuvo principio y no tiene fin. Antes de que este mundo fuera creado, Jesús compartió la gloria del Reino con el Padre y el Espíritu Santo en la eternidad pasada. Aunque Jesús es una persona distinta de Dios el Padre, Él siempre ha compartido las cualidades y la naturaleza divina de Dios (Filipenses 2:6).

El autor del libro de Hebreos escribe, “Él es el resplandor de la gloria de Dios. Es la imagen misma de lo que Dios es. Él es quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la derecha de la Majestad” (Hebreos 1:3).

Juan escribió, “La vida que se ha manifestado, y que nosotros hemos visto y de la que damos testimonio, es la que nosotros les anunciamos a ustedes: la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos ha manifestado” (1 Juan 1:2).

Jesús disfrutó de un compañerismo divino con el Padre, una relación compartida que era espiritualmente fructífera, relacionalmente profunda, y alineada perfectamente. Esta comunión era única y transparente. Fue más allá que cualquier cosa que podamos crear o imaginar. Esta poderosa relación produjo un esplendor único que iluminó todo el cielo. Ahora tenemos la oportunidad de experimentar el Reino de Dios personalmente. Esto sucede cuando permitimos que la presencia de Dios fluya constantemente a través de nuestra vida.

Antes de experimentar la cruz, Jesús oró, “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.” (Juan 17:5). En otra traducción leemos, “Ahora, Padre, llévame a la gloria que compartíamos antes de que comenzara el mundo.” (Juan 17:5, NTV).

Jesús anhelaba reunirse con la gloria del Padre para experimentar la majestad y la belleza del compañerismo divino. Esta idea de una relación compartida está disponible y extendida a cada creyente. Experimentamos el Reino de Dios cuando aceptamos Su presencia en nuestra vida. ¿Cuáles hábitos necesito crear para mejorar mi relación con Dios y con las personas a mi alrededor?

Repase:  Abra su Biblia y lea Hebreos 1:3; Filipenses 2:6

Reflexione:  Considere lo siguiente: ¿Disfruto de mi relación con Dios? ¿Qué es lo que deseo de mi compañerismo con el Padre?

Responda:  En oración, pregúntese, “Señor, ¿qué debo cambiar a la luz de estas verdades? ¿Cuáles pasos debo tomar?”

Un Devocional de nuestro libro, Andando con Jesús.

Creando algo de nada

“Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra.” (Génesis 1:1)

Los eruditos judíos indistintamente conectaban “la Palabra de Dios” con el Dios de Israel. Usaron esta frase en el Antiguo Testamento para apuntar a las personas al Dios Verdadero y describir el poder creativo de Dios. Este es el poder que crea algo de nada. En otras palabras, da vida y trae toda materia a la existencia, proveyendo la forma perfecta y el ambiente para su supervivencia. Es el mismo poder que hace la vida una realidad. La Palabra es la fuerza, el poder detrás de lo que sostiene toda la vida y provee la estructura necesaria para que la vida prospere abundantemente.

Un Dios y Salvador Eterno

“En el principio ya existía la Palabra.” (Juan 1:1)

Imagínese no tener que preocuparse por activar una alarma o llegar a tiempo para su próxima cita. Imagínese si usted pudiera dibujar un cuadro de su vida sin ninguna limitación de tiempo. ¿Qué haría usted diferente si su vida no fuera gobernada por las leyes del tiempo? ¿Cuál nueva aventura pondría en el calendario?  

Andando con Jesús, Introducción Parte Dos

Este devocional diario fue diseñado para ser leído una vez al día durante cinco días a la semana durante un periodo de un año. Deliberadamente deja dos días libres para que usted pueda hacer algo diferente como revisar toda la semana, memorizar pasajes bíblicos claves, tener un tiempo prolongado de oración, asistir a un grupo pequeño y participar o acudir a un servicio de adoración en vivo.

Andando con Jesús, Introducción Parte Uno

Es uno de los mayores desafíos que enfrentan los creyentes en todo el mundo. No importa si usted es soltero o casado, joven o viejo, educado o ignorante, rico o pobre. Esta lucha no hace distinciones. Es común a todos los creyentes. Usted puede preguntar, “¿Cuál es este gran desafío?” Es la lucha para iniciar y desarrollar un tiempo personal diario con el Salvador para crecer en su amor a Dios, su conocimiento de su Palabra y recibir alimento espiritual. Es la lucha de separar tiempo todos los días para estar a solas con el Salvador. El reabastecimiento espiritual no es automático. Usted tiene que trabajar para ello intencionalmente.

¿Cómo llego a ser un cristiano?

¿Es usted un cristiano? ¿Cómo lo sabe? Hay muchas ideas equivocadas con respecto a cómo una persona se convierte en un cristiano. Con más información disponible y accesible en el mundo que nunca antes en la historia, no es extraño el por qué alguien se puede confundir o engañar por lo que ha leído o ha sido enseñado por otros.  

Encouraging and Training Leaders in the Cloud

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